El curso «La Justicia de Dios» explora el profundo impacto que la justicia divina tiene en la vida del creyente, enfocándose en cómo esta justicia se manifiesta a través de Jesucristo y cómo afecta todas las áreas de nuestra existencia.
Para comprender y compartir la justicia de Dios, es esencial desarrollar humildad, ya que la humildad es la clave para recibir mayor gracia, entendimiento y valentía de parte de Dios. La humildad nos permite seguir aprendiendo y creciendo en la fe, y es fundamental para predicar la palabra verdadera de Dios de manera efectiva. Este conocimiento y sabiduría espiritual son los que nos convierten en «santos en luz,» preparados para cumplir el propósito que Dios tiene para nuestras vidas.
La justicia de Dios, como se menciona en el Nuevo Testamento y se anuncia en el Antiguo Testamento, se centra en Jesucristo y en lo que Él hizo por nosotros. Esta justicia no solo nos salva, sino que también nos sana en espíritu, alma y cuerpo. La palabra griega «soso,» que se traduce como «salvo,» implica estar libre de todo mal, lo que incluye la sanidad de enfermedades y la prosperidad en todas las áreas de nuestra vida.
Satanás busca destruir nuestra vida espiritual, empobrecernos y enfermarnos, pero Jesucristo vino para ofrecer lo opuesto: sanidad, prosperidad y restauración. La justicia de Dios se manifiesta en la libertad de toda cautividad y en la transformación de nuestras vidas, liberándonos de las ataduras del mal y dándonos el poder para vivir en plenitud.
El estudio de este curso nos llama a reflexionar sobre cómo la justicia de Dios afecta nuestra vida diaria y nos impulsa a vivir de acuerdo con la verdad y la libertad que Jesucristo nos ofrece.
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