La materia «Historia de la Iglesia» ofrece una profunda exploración de los eventos y desarrollos que han marcado la trayectoria de la iglesia cristiana a lo largo del tiempo. A través de este estudio, se busca no solo entender los hechos históricos, sino también recibir una revelación divina que permita ver la historia desde una perspectiva espiritual.
Estudiar la historia de la iglesia es esencial para comprender mejor los eventos actuales y cómo nuestras acciones hoy pueden influir en el futuro. Aprendemos que somos parte de una historia en continua evolución, en la que nuestras decisiones y acciones tienen un impacto significativo.
El curso enfatiza que el estudio de la historia de la iglesia nos permite aprender de las experiencias pasadas, extrayendo lecciones de las historias de fe, valentía y éxito. Estas historias bíblicas, como las de Josafat y David, nos enseñan a clamar a Dios en tiempos de dificultad, demostrando que el clamor y la fe en el poder divino pueden llevar a victorias.
Además, el curso nos ayuda a apreciar nuestras raíces, reconociendo el sacrificio de aquellos que han hecho posible nuestra situación actual. Nos motiva a orar por nuestros líderes y autoridades, siguiendo el ejemplo de aquellos que han luchado por la fe en tiempos de adversidad.
El estudio también revela patrones, ciclos y características del crecimiento de la iglesia, mostrando cómo la iglesia ha florecido y se ha reducido a lo largo de la historia. Esta elasticidad refleja cómo a veces experimentamos crecimiento y otras veces enfrentamos desafíos, lo que subraya la necesidad de estar bien fundamentados en la palabra de Dios.
Se diferencia entre la iglesia estructural, que se refiere a los aspectos físicos y organizacionales de la iglesia, y la iglesia espiritual, compuesta por todos los creyentes en Jesucristo. La verdadera iglesia espiritual se basa en la obediencia a Cristo como Salvador y reconoce su autoridad suprema, sin ser dividida por denominaciones que pueden desunir.
El curso también enfatiza que, como creyentes, debemos estar preparados y bien fundamentados en la palabra de Dios para enfrentar preguntas y desafíos. La historia de la iglesia nos muestra que, a pesar de las dificultades y cambios, nuestra fe y nuestra relación con Dios deben permanecer firmes, y que Dios nos bendice dondequiera que estemos, siempre y cuando estemos enraizados en Su palabra.
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