La materia «Hábitos Cristianos» en el Instituto Bíblico Plan Formación tiene como propósito proporcionar el conocimiento sobre los hábitos del cristianismo según la Biblia, con el objetivo de practicarlos para asegurar una vida larga y fructífera. Basado en Colosenses 1:10, el curso busca enseñar cómo andar de manera digna del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en buenas obras y creciendo en el conocimiento de Dios.

Este curso ayuda a identificar cómo vivir conforme a la voluntad de Dios, destacando la importancia de ser corregido por Él. La corrección divina es un signo de su amor y preocupación por nosotros, similar a cómo un buen padre o madre corrige a sus hijos por amor.

El curso distingue entre dos tipos de santidad:

1. Por Evento: La santidad que se recibe al creer y confesar que Jesucristo es nuestro Señor y Salvador.
2. De Proceso: La santidad que se adquiere a través de la renovación, el cambio y la transformación para alcanzar la estatura del varón perfecto.

El cristianismo no es solo nacer de nuevo, sino también adquirir hábitos bíblicos que nos lleven a crecer y dar fruto. Ser salvo no es lo mismo que ser cristiano; la santidad por evento es solo el comienzo. Jesucristo debe ser nuestro Señor en todos los aspectos de la vida, haciendo lo que Él nos manda, no lo que nosotros queremos.

Romanos 12:2 nos exhorta a no conformarnos a este siglo, sino a transformarnos mediante la renovación de nuestro entendimiento para experimentar la voluntad de Dios, que es agradable y perfecta. Un cristiano que no experimenta esta transformación y renovación es uno que detiene su crecimiento espiritual.

Un hábito es una acción programada que se realiza automáticamente, como lavarse las manos antes de comer. Crear un buen hábito puede tomar de 2 a 3 semanas, pero los malos hábitos también crecen con el tiempo y corregirlos puede ser difícil.

Este curso es crucial para aprender a establecer y mantener hábitos cristianos que nos lleven a una vida espiritual más plena y efectiva, asegurando que vivamos de acuerdo con la voluntad de Dios y dando fruto en todas nuestras acciones.